La gestión del cambio para olvidar la crisis

señal de cambio

Después de 6 años de dura y profunda crisis, con millones de personas en el desempleo, con miles de familias desahuciadas, con el porcentaje de personas bajo el umbral de la pobreza con una tendencia alcista cada vez más pronunciada y con perspectivas de que esta situación siga así al menos otros 5 años más solo quedaba una vía de alegría y confianza para los ciudadanos del estado español: La selección española de fútbol. Pero tras la aplastante derrota contra la selección holandesa, aparentemente, ya no nos queda ni eso.

Durante un tiempo llevo reflexionando sobre la situación anímica y emocional de la sociedad aragonesa y española en su conjunto y creo que nos hayamos en una espiral decreciente de muy difícil solución, pero igualmente creo que solo desde las acciones individuales podemos cambiar esta tendencia colectiva. Por naturaleza las personas somos animales sociales, necesitamos de la convivencia social para desarrollarnos como personas, pero claro, una cosa es la convivencia social, y otra muy diferente la presión social o el imperativo colectivo.

La situación económica, política e institucional es grave, sí, lo sabemos, pero, ¿de qué sirve lamentarse constantemente? ¿creemos que alguien va a venir a solucionar nuestros problemas sin que tengamos que hacer nada? Y aquí está la solución, tenemos que tomar partido, ganar confianza conquistando nuestro porvenir. Repensar nuestro día a día, las empresas, Administraciones, partidos políticos y las relaciones entre personas e Instituciones, quedarnos con lo que funciona bien, innovar para encontrar nuevos cauces y eliminar lo inservible con precisión de cirujano.

Donde está el peligro nace lo que nos salva, por eso en todos esos ámbitos que hemos visto lejanos tenemos que involucrarnos; política, economía, control y gestión sostenible deben ser ámbito de interés común. Conocimientos transversales en cualquier situación de nuestra vida, y no dejar a «otros» que se ocupen de nuestro futuro y nuestra estabilidad.

Por eso quiero afirmar que Basta YA! de lamentos y quejas. Tomemos la acción, movamos al sistema de su actual estado de confort a un estado dinámico, real, pegado a las necesidades de las personas, que sea capaz de resolver los problemas aunque sea a costa de replantearse a si mismo. En el momento actual no vale explicaciones del tipo -es así porque siempre ha sido así-, ni tampoco -para que voy a cambiar mi forma de hacer las cosas si nada va a cambiar-. Debemos mirar más allá de nuestro ombligo y de nuestro hoy, nuestros actos se producen en el presente, pero tienen una clara repercusión en el futuro, así que, cuando repensemos todo contemos con lo que queremos construir y no solo con los problemas actuales que queremos solucionar.

Reivindico el cambio como mejor forma para olvidar  la crisis, pero el cambio real, el que nace desde el interior y va cubriendo etapas del yo interno al externo y luego al nosotros, con altitud de miras y con vocación de servicio hacia las próximas generaciones.  Sólo los peces muertos se dejan llevar por la corriente; Tú eliges.

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